La ciudad aterrada por el viento sur se refugió en casas y locales comerciales. Las rachas de 140 kilómetros por hora no solo eran una amenaza sino un daño real, y a los destrozos directos causados por el vendaval se sumó el fuego. La chispa de la calle Cádiz fue el detonante de un fuego incontrolado que recorrió los edificios de madera y saltó de un bloque a otro, por Calderón de la Barca, la Catedral y el centro comercial de la ciudad. Lo que no arrasaron las llamas lo hicieron las piquetas de los bomberos que trataban a la desesperada de crear cortafuegos, bomberos que llegaron 24 horas después de comenzar el fuego desde Bilbao, San Sebastián, Palencia, Burgos, Oviedo, Gijón, Avilés. Los últimos en hacerlo fueron los de Madrid. Las labores de extinción se prolongaron durante quince días, la reconstrucción de la ciudad necesitó diez años.
El incendio comenzó en el entonces número 20 de la calle Cádiz. Tras quemar el tejado, el viento sur propagó las llamas a gran velocidad por las casas colindantes a gran velocidad.
Fotos: CDIS, Documentación ABC y Colección Samot Vídeo: Álvaro Machín / Pablo Bermúdez
En la calle Calderón de la Barca se quemaron todos los edificios salvo los dos últimos, que acogían el Auxilio Social y el antiguo Hotel México, gracias a voluntarios y bomberos que con agua de mar, mangueras y calderos consiguieron frenar su avance.
Foto: Colección Samot
Un grupo de bomberos de Madrid posa en la calle de Alfonso XIII, esquina con la antigua calle de Atarazanas que hoy es la Avenida Calvo Sotelo. Los bomberos de la capital llegaron el lunes por la mañana, pero el fuego se había desatado la madrugada del sábado al domingo.
Foto de Joaquín Arauna. Fondo Joaquín y José Luis Arauna, CDIS/Ayuntamiento de Santander
Los ciudadanos pasean por la actual calle de Calvo Sotelo arrasada por el fuego. Al fondo, en el muelle 'Maliaño', varias embarcaciones de las que llegaron a la ciudad para prestar auxilio.
Foto: Colección Samot
Vista de la antigua calle de Atarazanas, hoy Avenida Calvo Sotelo. Al fondo de la imagen se atisba la que años después sería la Plaza del Ayuntamiento.
Foto: Joaquín Arauna. Fondo Joaquín y José Luis Arauna, CDIS
Las calles de La Blanca, San Francisco y la Plaza Vieja reunían el comercio de la época. Todas desaparecieron. Sobre ellas se levantaron las que hoy conocemos como las calles San Francisco y Juan de Herrera.
Fotos: Colección Samot/Duomarco/CDIS/ABC Vídeo: Álvaro Machín / Pablo Bermúdez
Vista de la calle de Atarazanas, (la actual Calvo Sotelo), esquina Puerta de la Sierra. En la parte superior izquierda de la imagen se puede ver el tejado del Mercado de la Esperanza, que se libró del fuego aunque no del viento sur, que rompió buena parte de sus cristales.
Foto: Joaquín Arauna. Fondo Joaquín y José Luis Arauna, CDIS
A la izquierda, los restos de la Iglesia de la Compañía y la calle Santa Clara, una de las vías por las que ascendieron las llamas a gran velocidad.
Foto: Joaquín Arauna. Fondo Joaquín y José Luis Arauna, CDIS
Calle de San José esquina con Santa Clara. Ambas sufrieron los estragos del fuego, aunque tanto el instituto como la iglesia de los Jesuitas lograron evitar las llamas y tuvieron un papel de cortafuegos en su avance.
Autor desconocido. Colección Víctor del Campo Cruz, CDIS
La Plazuela del Príncipe y los pocos edificios que quedaron en pie (al fondo, la iglesia de los Jesuitas). El inmueble de la derecha de la imagen aún existe en la actualidad. El fuego se detuvo en este punto y dejó a salvo el Arrabal y Hernán Cortes.
Foto: Joaquín Arauna. Fondo Joaquín y José Luis Arauna, CDIS
Imágenes aéreas de Santander en los años 1937, 1946 y 1953. La primera fue realizada por la Legión Cóndor y la última corresponde al Catastro de la Riqueza Rústica
Gobierno de Cantabria